Lanzarote cuenta con algo distinto que traspasa lo que puede encontrarse en cualquier destino de sol y playa. En este paraíso naturaleza arte van de la mano; sus habitantes sienten y viven el orgullo y compromiso de pertenecer a ella; su comida sabe a campo y a mar. Es una isla cuya esencia deja huella.
Esta es la isla más oriental y septentrional del archipiélago canario. Aunque no sobrepasa los 800 kilómetros cuadrados de superficie, sorprende la diversidad de sus paisajes. Las erupciones volcánicas sucedidas en los siglos XVIII y XIX le han dado un espectacular aspecto de singular belleza y forma. Playas de arena dorada y aguas transparentes reposan junto a parajes insólitos formados por grutas volcánicas, lagos de lava y cráteres.
Descubre el efecto Lanzarote
Lanzarote integra naturaleza, arte y cultura, por lo que el compromiso de los lanzaroteños con su entorno se vio reforzado por diferentes artistas que hicieron germinar la idea de que estos aspectos debían fundirse en el entorno natural que les rodea. Sin embargo, la isla ofrece otros atractivos que embrujan a quienes la visitan.
Un patrimonio artístico-cultural envidiable
La conservación del patrimonio cultural y artístico está profundamente arraigada en la historia de Lanzarote, ya que sus habitantes la han convertido en un lugar que parece de cuento. Es más, el paisaje único de Lanzarote y su ambiente exclusivo ha contribuido a muchas personas a descubrir sus talentos y creatividad.
Lanzarote ha sido –y es– lugar de inspiración para numerosos artistas, siendo César Manrique la referencia del arte conejero (como son llamados cariñosamente los lanzaroteños) con obras como el Mirador del Río, los Jameos del Agua o la Cueva de los Verdes.
Gastronomía inigualable
La cocina lanzaroteña destaca por su sencillez, puesto que predominan las materias primas sobre su elaboración con un resultado muy sabroso. Ingredientes como el aceite de oliva virgen, el pescado fresco y las buenas carnes no pueden faltar en la mesa de Lanzarote. La gran importancia de sus quesos se une a los potajes, que es la forma más común de consumir verduras.
Vinos de otro mundo
La isla de Lanzarote es puro vino, una pausada melodía de una herencia noble que crece en su clima subtropical por el ingenio de generaciones previas. El pueblo lanzaroteño se alió con las arenas volcánicas para ganar a una climatología adversa hasta la última gota y se ha fajado en una lucha permanente con las escasas precipitaciones para lograr descifrar los secretos del frescor aportado por la noche. Y es que el antiguo suelo está oculto en algunos caso hasta diez metros de profundidad en un fértil manto donde se hunden las raíces veteranas y renovadas cepas.
De esta manera, el cultivo de la vid en Lanzarote es único, ya que mantiene las características primigenias de un procedimiento que posibilita que de una tierra yerma y calcinada nazca un vino generoso y refinado, hijo de la lava, fuerte como el volcán y mimado bajo cenizas encargadas de atesorar cada gota de rocío, tan valiosa en una tierra sin manantiales.
Un clima óptimo
Por su situación geográfica, la isla de Lanzarote goza de un clima cálido en gran parte del año gracias a temperaturas medias anuales de alrededor de los 21ºC. Al ser la isla más oriental del archipiélago canario, en Lanzarote el sol brilla los doce meses del año y se producen escasas precipitaciones dando como resultado un clima privilegiado que ha convertido a la isla en uno de los destinos vacacionales más solicitados.
Un destino sostenible
La isla fue declarada en su conjunto Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 1993, incluyendo sus núcleos poblacionales. La simbiosis ideal conseguida en Lanzarote entre la naturaleza y el hombre es, indudablemente, la principal causa de este reconocimiento internacional. En Lanzarote destaca la integración de la creación artística en el territorio, siendo un elemento que refuerza la propia cultura y generan además un valor añadido como recurso turístico.
Asimismo, aporta la mejora estética y la subsiguiente rentabilidad económica, que está ligada a la recuperación de espacios protegidos: las condiciones ambientales, los límites físicos y los valores culturales se plasman en los paisajes agrarios. Lanzarote cuenta con altas cualidades ambientales, así como la presencia de ecosistemas representativos con enclaves altamente protegidos.
Playas de otro mundo
Las playas de la isla de Lanzarote conforman una excelente invitación para disfrutar del mar que baña sus orillas. El mar de la isla, normalmente amable y quieto, sugiere disfrutar en la multitud de playas que salpica su litoral y ofrece oportunidades para disfrutar mediante deportes náuticos o excursiones marítimas en cualquier época del año.
Dónde alojarse en Lanzarote
En la isla pueden encontrarse desde el bullicio de las poblaciones más turísticas, con sus inmejorables instalaciones hoteleras y zonas recreativas; a paisajes inéditos, rincones sin señales de huella humana, e islotes solitarios en los que disfrutar del silencio.
La amplia y renovada oferta hotelera de Lanzarote dispone de una variada gama de alojamientos de primera calidad para todo tipo de público: no importa si quieres olvidarte de todo en un hotel todo incluido, si viajas en familia, si prefieres lo sencillo y optas por un bungalow, si cuentas con un presupuesto limitado o, por contra, si viajas sin límite de presupuesto, la dedicada atención al cliente y el carácter hospitalario de los lanzaroteños harán que vuelvas a casa como nuevo.
Costa Teguise
Costa Teguise es el lugar ideal para vivir unas vacaciones animadas. Así, es perfecto para quienes quieren olvidarse de todo en un hotel todo incluido, viajan en familia, prefieren lo sencillo y optan por un bungalow, cuentan con un presupuesto limitado o incluso si viajan sin límite de presupuesto.
Como hemos podido ver, a pesar de que la isla de Lanzarote es conocida como un destino idóneo de sol y playa, ciertamente este paraíso isleño tiene numerosas alternativas que se adaptan a todos los visitantes. No lo dudes más y atrévete a descubrir lo mejor de Lanzarote.
